Stella Sidi, fotografía e intervención digital, la dialéctica del objeto y la presencia artística.

Pinturas que no lo son, de la manera tradicional, ni fotos como tales, en una dialéctica contemporánea donde nada es lo que parece se exponen en un Café Bar de Buenos Aires.

 

Los hechos cotidianos conforman inconscientemente el entorno de nuestras realidades, gestos, ritos, pequeños placeres.

El análisis de esos detalles llevó a Stella Sidi a investigar los momentos de distensión y reflexión que se siente cada vez que un café forma parte de esos momentos especiales.

El café es un ritual placentero y de reflexión, de encuentro con amigos, insertado en la iconografía porteña.

Y…, no es el café que se toma en casa…, es el que nos acompaña fuera de ella…, quizás buscando la calidez del refugio.

En un trabajo de búsqueda de su identidad, durante más de un año tomó fotografías de esos cafés compañeros, distintas tazas, sabores y entornos.

En la post-producción, sólo diez de ellos fueron seleccionados, a los cuales intervino digitalmente, imprimiéndolos en canvas y completándolos con lápiz color.

Sidi, busca la intervención artística en el objeto, rompiendo moldes de las habituales barreras entre las distintas disciplinas.



El café como actitud crítica ante un hecho que se desconoce si se va a producir.

Investiga la cultura del misterio a partir de sus propias posibilidades expresivas, pero, a la vez, va más allá de la anécdota.

Disciplinas plásticas que poseen distintos lenguajes pero que se pueden conjugar entre sí, incluso emplazándolas sobre soportes no habituales.

Realidad ambigua y personal, que seguramente deviene universal, donde el resultado pasa a estar en el umbral entre la fotografía y la pintura.

La muestra estará abierta al público hasta el 31 de Julio en el espacio alternativo de difusión Hipólito Restó & Arte donde los transeúntes pueden convertirse en cómplices de esta realidad dual según el observador que la aprecie.

Hipólito Restó & Arte
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina
www.hipolitorestoarte.com.ar

 

Joan Lluís Montané

De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)



Stella Sidi combina la fotografía intervenida digitalmente con los objetos, en este caso con los servicios de café, a los que se les ha adicionado caras, ojos, efectos gestuales, abstractos u otros, también suturas, cordones, alfileres e inserciones.

Busca la intervención artística en el objeto, rompiendo moldes de las habituales barreras entre las distintas disciplinas.

Disciplinas plásticas que poseen distintos lenguajes pero que se pueden conjugar entre sí, incluso emplazándolas sobre soportes no habituales.

Los posos del café, el destino, la buena fortuna, las predicciones de un futuro o de un mañana poco claro. El café como actitud crítica ante un hecho que se desconoce si se va a producir.

Creo que no es casual que la artista haya escogido los servicios de café y no otros utensilios y elementos, porque son significativos y predicen la suerte o la desgracia.

Es como una balanza, el yin y el yang, busca y se interesa claramente por el futuro porque forma parte de un todo que posee un claro nexo de unión con el hoy.

Un hoy que es diáfano, que se nutre de sus propias posibilidades. Unas posibilidades que son claras y determinantes, en otras ocasiones producto del momento, también hay misterio, asimismo, necesidad de investigar para hallar.

Una necesidad de investigar en las profundidades del misterio que se agranda cuando se nos insinúa pero que aún no lo vemos con claridad.

Digamos que Stella Sidi investiga la cultura del misterio a partir de sus propias posibilidades expresivas, pero, a la vez, es capaz de ir más allá de la anécdota, utilizando la fuerza de la transmutación y el cambio que supone no desentrañarlo pero si previsualizarlo y resituarlo.

Una previsualización que nos introduce en el laberinto, en  la investigación de lo que no existe, pero que es en las profundidades del ser.

Una investigación que se halla encuadrada en la formulación de una existencia engalanada y profunda y, al mismo tiempo, perdida en sus propias ensoñaciones y preguntas.

Le gusta que todo quede en aquello que parece ser y, porque, además, prefiere dar libertad de elección al espectador para que este pueda realmente decidir en todo momento y lugar.

Un espectador que se constituye en cómplice de una realidad que inventa, pero que, a la vez, posee partes de un todo que ya es conocido pero no totalmente revelado.



 

 

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